Café con camare... con hielo

Antes solía tomar café sólo cada mañana, durante los descansos
de oficina, l@s interin@s y yo.
Habíamos cambiado de bar, por fin con terracita, con buenos
precios y rapidez tomando nota y cobrando. Cambio de bar,
cambio de camareros, cambio de café. Y es que necesitaba algo
más con el café, sin saber qué, desde el día que oí la voz del
dueño de ese brazo tatuado que cada día ponía mi café sobre
la mesa.
-"Un descafeinado sólo"- dijo él, y su buena memoria, mientras
tomaba nota y Soraya sonreía endiñándome un codazo para que
me percatase de que se acordaba sólo de mi, y lo repetía con esa
sonrisita adolescente que inundaba su cara.

Y a mi qué me importa!
Pero al alzar la mirada vi una maraña de rizos negros y la
mirada tímida más sexy que jamás había visto.

Dios, qué calor...

-"A partir de ahora, con hielo, por favor"- le dije observándole,

Era tierno como un donette...

Al cabo de unos días
salí a patinar con una
amiga, que me protegía
del peligro de mi misma
en los semáforos.

Yo estaba agotada y
ella hambrienta, como
siempre, así que nos
dirigimos a buscar un
sitio con buena bebida
y algo que comer,
llegando hasta el bar.

Y cómo no, el mismo
camarero vino a
tomar nota, y me dedicó
varias sonrisas antes de
decidirse a traer de una
vez esa cerveza que
necesitaba mi cuerpo en ese mismo momento!
Y trajo también una hamburguesa con patatas, cenicero, otras
muchas sonrisas y un ligero cambio de actitud por mi parte.
Qué amable... mhhhhh.
Llevábamos un rato en la terraza cuando mi batería empezaba
a resistirse haciendo notar que llevaba en pie desde las 6:30 de
la mañana, primero en la oficina, después con mi Pequeño Principe
-revolucionado tras 3 largos meses de vacaciones escolares- y
finalmente patinando negligentemente entre cabriolas y chirríos
desafiando al freno en los semáforos ámbar de Diagonal.
No podía más, los párpados me la estaban jugando. Y él, su
sonrisa inocente y sus rizos negros volvían a estar allí:
   -"Os traigo algo más? Vamos a cerrar la terraza".
Le respondí que sí:
   -"una cama..."- le respondí sonriendo
    ... contigo dentro... - después entre dientes.

Y volvió a sonreir, ahora menos inocente que antes. Eso sí,
me ofreció un café, el último antes de recoger la terraza, y
me propuso hacérmelo descafeinado "para que pudiese dormir
bien...", añadió para que quedase claro que él se ocupaba de todo.

Ohhhh... qué amable, qué atento, qué... razón tenía. De acuerdo.

Al marchar le dije "hasta mañana", puesto que cada mañana estaba
allí, pero me recordó que al día siguiente tenía el día libre, así que
deseé en voz alta que nos encontrásemos en las fiestas de Gràcia
alguna noche del fin de semana.
Y parece ser que eso le desmontó sin saber por qué, y poniendo
las manos en su pecho las movió hacia mi y luego, levantando una
de ellas, me dirigió el saludo de despedida al final me desmontó a mi.

Cuando a la semana siguiente, en otra mañana de descanso interino,
salí desvocada de la oficina y me senté en la terraza contando
desventuras de la sección de Nóminas, Tensia's Club,
apareció el tierno camarero de rizos negros
con un café en una mano y un vaso de hielo en la otra.
-"...descafeinado con hielo... lo con hielo, verdad?".

Yo le miraba perpleja. Sólo necesitaba desahogarme y destensar
mi cuerpo tras largas horas de nudo en la garganta, guardando
sólo para mi las gentilezas que deseaba dedicarle al encanto de
mi jefa. Todavía no había pedido! Pero él me
miraba dudoso y retrocedía con el café en la mano, mientras
me explicaba que él mismo lo había hecho al verme llegar,
pensando que me apetecería un descafeinado con hielo, como
cada mañana...
Cómo podía ser tan encantador y a la vez tener ese culito?
Será verdad que ese hombre, al que saco años de ventaja
iba a tratarme así cada vez?

Empezaba a pensar que si me hacía algo más que un café no
iba a necesitar nada más, y al paso que iba
este bombón brasileño,
un día iba a tomar nota de algo más generoso y calentito
que el café con hielo de la mañana.

No me equivocaba, y él
tampoco, insinuando la
posibilidad de vernos a
otra hora, en otro sitio
y en otra cosa...


Ahora debo volver al trabajo
pero esta tarde me tomo una cerveza ante sus ojos
porque qué calor tengo, Joao...

5 comentaris:

  1. Eis! Molt divertit... Em quedo amb ganes de més jocs amb Joao i de saber com segueix la seducció... i qui dels dos més més tímid! Hi ha persones amb qui ens trobem cada dia, però amb rols establerts, i costa trencar les rutines preestablertes i poder començar una conversa interessant, directa i suggerent amb algú que t'atén.. És hora ja canviar les coses... i tirar endavant totes les possibles històries d'amor (en tot el seu ampli registre...) que ens envolten en el nostre continu quotidià, però que sembla que deixem passar... potser perquè el sentit de l'aventura i els sentiments il·lusionants es panseixen amb al temps... potser perquè encara som més nens i tímids del que ens pensàevm... potser perquè anem donant tombs per la vida més preocupats de la feina, la precarietat i altres misèries... i no estem al 100% per viure històries d'amor amb els nostres cambrers i cambreres....

    Però... gràcies a tu... Ja tinc en ment una panadera i una cambrera del barri a les quals intentaré seudir... a veure què passa!!! jejeje

    Salut i imaginació!!
    muaks

    mati

    ResponElimina
  2. ¡Qué difícil resistirse, eh?! Me has hecho recordar a un camarero del restaurante de un hospital... Jajaja.
    ¡Marchando una de camarero con hielo!
    Un besazo, corazona.

    ResponElimina
  3. Nadie es capaz de resistirse ante la seducción de la aparente perfección. Me ha gustado mucho guapa ;) bss!

    ResponElimina
  4. vamos a tomar algo?jajaja!besitos muxos!

    ResponElimina
  5. Això és dvertidíssim i aquesta vegada intentaré no ser tan polítcament correcta, tan ètica ni tan estricta. No sé si ell ho val però aquesta vegada acceptaré provar-ho, avantatges de no tenir parella

    ResponElimina

Digues, digues...